Entre el poético «My childhood is streets upon streets upon streets upon streets. Streets to define you and streets to confine you, with no sign of motorway, freeway or highway» y el contundente y definitorio «(…)and I looked the other way» hay 454 páginas. Páginas llenas de amores, odios, pasión y una vida que sólo tiene sentido en las canciones de pop. Páginas que componen una autobiografía tan pretenciosa como honesta, algo que sólo un personaje de la magnitud de Morrissey puede lograr.
La autobiografía, publicada directamente en Penguin Classics por imposición del autor, abarca toda la vida de Steven Patrick Morrissey hasta el momento de enviar el manuscrito del libro: desde su infancia en las calles de Manchester hasta las giras de su disco de 2009 Years of Refusal (Decca/Polydor). Pero, ¿qué cuenta realmente Morrissey? ¿Y cómo lo cuenta?
Estructura y estilo. Reivindicación de su carrera como solista
La vida de Morrissey puede dividirse, por cualquier que conozca un poco al músico, en su infancia y juventud antes de The Smiths, la etapa junto a Johnny Marr y su carrera en solitario. Evidentemente, Moz no huye de esa estructura, pero pone especial énfasis en sus primeros años tras la disolución de la banda y en su renacimiento a mediados de los 2000. A pesar de lo dicho, no hay más separación que la que se produce entre párrafos: ni capítulos, ni separadores ni nada que se le parezca. Los mayores respiros para los ojos del lector son las fotos, tesoros para los fans con geniales y punzantes pies de página.
El estilo de buena parte del libro es muy cuidado y romántico, con una prosa que intenta acercarse a los clásicos de la literatura británica como Jane Austen y las hermanas Brontë (de quienes Morrissey es fan confeso). Como ejemplo sorprendente, hay un pasaje extenso, intrascendente en lo argumental, en que se nos narra el encuentro con un fantasma en los icónicos moors (los páramos), que resulta simpático para quien entienda las referencias y absolutamente ridículo para el que sólo busca el morbo y el cotilleo.
La importancia de ser Morrissey
La parte más bonita y que mejor cumple las ansias de escritor del autor es la que hace referencia a la niñez y adolescencia. Las referencias a sus familiares más queridos, el descubrimiento del amor por los animales y la crueldad del ser humano hacia ellos, el triste paisaje de Manchester, la violencia en la escuela; todo forma un retrato que nos presenta a Morrissey y la construcción de su personalidad.
Son más de 100 páginas de presentación en que poco a poco se introduce la música hasta ser la gran pasión y la razón de vivir del cantante. A partir de este momento, la música es la principal protagonista: el descubrimiento de The New York Dolls y el glam, la eclosión del punk en Manchester, los primeros proyectos musicales y la alianza con Johnny Marr. No ocupa muchas páginas, pero es interesante acercarse a los recuerdos de los días del post-punk, en que descubrimos que Ian Curtis le enseñaba sus poemas a Morrissey.
La larga lista de personæ non gratæ
En este punto, cabe destacar el odio visceral hacia Tony Wilson, uno de los muchos personajes que sufren el azote de Morrissey. No falta David Bowie, con quien mantuvo una relación de amistad muy próxima que acabó de forma radical en un episodio que no se cuenta en el libro. También reciben Margaret Thatcher, Geoff Travis (fundador de Rough Trade al que le acabó dedicando Frankly Mr. Shankly con The Smiths), la mayoría de sus representantes, los jefes de las discográficas, la NME y todo el sistema jurídico británico.
Por supuesto, sus compañeros en The Smiths no salen nada bien parados, pero es sorprendente el poco espacio que se dedica a la separación del grupo. Morrissey transmite su dolor por lo ocurrido y un absoluto desconocimiento de lo que realmente pasó, lo que se refleja incluso a través de correspondencia con Johnny Marr en un momento en que parecía posible un acercamiento. Recibe un espacio mayor el juicio de 1996 por el dinero generado a través de los derechos de autor de la discografía de The Smiths. Y, sobre todo, aparece Mike Joyce, quien interpuso la demanda contra Morrissey y Marr. Joyce es quien recibe las críticas más fuertes y es señalado como el culpable de cualquier posible reunión en el futuro. Realmente, si los hechos se produjeron de forma mínimamente similar a lo narrado, cualquier lo puede entender.
Omisiones, recuerdos agridulces y alianzas duraderas
En lo estrictamente musical de su carrera en solitario, mucho más larga que la vivida junto a The Smiths y que es presentada como infinitamente más satisfactoria, resulta sorprendente la omisión de Vini Reilly (The Durutti Column). Él fue, a iniciativa de Stephen Street, su primer compañero en la composición y a la guitarra después de Marr. Sin embargo, en el libro, a la hora de hablar de Viva Hate (su debut en 1988, HMV), tan sólo se dice que Street apareció con una cinta de composiciones propias para grabar el primer album post-Smiths. Sí que se habla de otras parejas artísticas: Alain Whyte, contra quien hay palabras muy duras, Boz Boorer o Jesse Tobias, a quienes mantiene en su grupo y de quienes sólo habla bien.
Las canciones son lo único que siempre estará a tu lado
Toda la autobiografía está llena de la cosmovisión catastrofista de Morrissey. La vida es un drama constante que sólo puede soportarse gracias a la música. El resumen está en la genial Rubber Ring, una de las mejores canciones de The Smiths y de toda la carrera de Morrissey:
But don’t forget the songs
That made you cry
And the songs that saved your life
Yes, you’re older now
And you’re a clever swine
But they were the only ones who ever stood by you
Sin embargo, no todo en su vida ha sido drama ni todo lo que aparece en el libro es un desastre. Además de relaciones de amistad, que no son pocas las descritas, destaca el amor cada vez más grande por el mundo latino y escandinavo frente al anglosajón. El mayor ejemplo es México, cuyas giras son relatadas con minuciosidad y como agradecimiento a todo el cariño recibido. También se describen con cariño la etapa vivida en Roma y los conciertos más recientes en los países nórdicos.
Morrissey se retrata como una persona maltratada por las discográficas, los medios y los jueces, y quizá es el victimismo de algunos pasajes lo que más valor quita al libro. Lo mejor es cuando logra unir su pasión por la música, su relación con los propios músicos y su forma de ver la vida con un lenguaje tan poético como preciso. Por las páginas en que lo logra, más de las que podría parecer, Morrissey: Autobiography es lectura recomendada para los fans del cantante, de la música y de la literatura inglesa en general.
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